La adolescencia es la transición de la niñez a la edad adulta. En este intervalo de tiempo, que comprende entre los doce y los dieciocho años, los cambios se
suceden y pueden ser complejos. Es una etapa muy intensa tanto para padres,
madres o tutores, como para el chico o la chica que lo está experimentando.
Algunos cambios pueden provocar alteraciones es sus estados de ánimo. Estas
alteraciones condicionan su forma de percibir al mundo, influyendo en sus
relaciones con el entorno, la familia y la sociedad. En estas circunstancias
debemos considerar que el niño, emocionalmente empieza a descubrir la realidad
desde una perspectiva diferente.
Físicamente se sienten más capaces.
Intelectualmente, necesitan elementos racionales convincentes que les aporte confianza. Su auto imagen se vuelve más compleja y se ven impulsados a la experimentación
en todos los ámbitos de la vida. Necesitan probar cosas, descubrir, encontrar
sus potencialidades y sus propios límites. Pero también necesitan sentirse
seguros y parte de un sitio, un grupo o una familia. Necesitan puntos de
referencias y de apoyo cuando sus inseguridades y sus miedos afloran.
Estos son algunos aspectos que creo que son muy importantes a tener en
cuenta en la convivencia con adolescentes:
- Los estados de ánimo:
Estos estados varían frecuentemente. Pueden
levantarse eufóricos o deprimidos. Los detonantes son muy variados, desde las
actividades del colegio, hasta el enamoramiento y las relaciones entre ellos.
Les afecta sobremanera cualquier incidente familiar o entre amigos. Cuando se enamoran,
pierden el sentido del tiempo y espacio. Se ilusionan y desilusionan con
mucha intensidad. Frecuentemente se sienten incomprendidos y necesitan
argumentos para entender las cosas que suceden a su alrededor.
Aparentemente son más independientes de lo que parece, pero en realidad esperan atención y reconocimiento de los padres o tutores. Les molesta que les hablen como si fueran niños, aunque a veces se comporten como tal. Necesitan más tiempo de soledad y un espacio donde puedan tener privacidad. La habitación de un adolescente es un templo para ellos y ellas, pero necesitan que les enseñes y recuerdes frecuentemente que allí dentro debe haber orden, limpieza y ventilación.
Aparentemente son más independientes de lo que parece, pero en realidad esperan atención y reconocimiento de los padres o tutores. Les molesta que les hablen como si fueran niños, aunque a veces se comporten como tal. Necesitan más tiempo de soledad y un espacio donde puedan tener privacidad. La habitación de un adolescente es un templo para ellos y ellas, pero necesitan que les enseñes y recuerdes frecuentemente que allí dentro debe haber orden, limpieza y ventilación.
- La pertenencia al grupo y la auto-imagen:
Las modas, las tribus urbanas o grupos, son aspectos que tienen una
relevancia muy importante para ellos. Necesitan sentirse parte de algo. Aparte
de la familia, el grupo les ayuda a formarse una identidad propia.
Sus gustos por la moda, una estética concreta, los tipos de música que
escuchan, varían constantemente. Este aspecto es más importante de lo que nos
pueda parecer. En estas vías encuentran sus formas de expresión, lo que les
ayuda a forjarse opiniones, criterios y valores que son los que una vez
maduros, determinaran la vida adulta.
Les preocupa mucho su aspecto, la ropa que llevan, el peinado, su apariencia. En estos tiempos, a los chicos también les importa cada vez más su imagen. Tanto ellos como ellas son influenciables por las tendencias en música, modas, redes sociales...
Les preocupa mucho su aspecto, la ropa que llevan, el peinado, su apariencia. En estos tiempos, a los chicos también les importa cada vez más su imagen. Tanto ellos como ellas son influenciables por las tendencias en música, modas, redes sociales...
- Las relaciones sociales:
Estos aspectos y su situación dentro de la familia, no tienen porque ser
motivo de distorsión o de conflictos. Si tenemos en cuentas estos cambios,
podemos crear una atmósfera que les ayude a sentirse seguros, donde las
referencias estén muy claras y definidas. En el seno de la familia o en su
entorno de confianza, deben sentirse comprendidos, acogidos, guiados, con
soporte a sus necesidades y con unos límites muy claros.
Los padres, madres o tutores, son un pilar indispensable. Bases sobre las que un adolescente pueda apoyarse, ellos necesitan firmeza, dirección, constancia y
unas reglas mínimas y claras. Una figura de referencia no es un amigo o amiga, es una
guía, un consejero, un instructor. El adolescente debe reconocer en esta figura
su autoridad, el límite, pero también el cariño, el amor, la proximidad y
disponibilidad.
Lo que esperan ellas y ellos de los referentes es presencia, soporte,
confianza, respeto, empatía, diálogo. Esto se traduce en que debemos considerar
sus estados de ánimo, tratarles como adultos, razonar los límites con ellos,
explicarles las decisiones que les afecte, hacerles consientes de las normas,
dejarles claro que son parte de la familia o del lugar que les acoge y que
tienen unas obligaciones y tareas que cumplir.
Bajo estas premisas, la adolescencia es una gran oportunidad de crecimiento
para la familia, para el adolescente y para los padres, madres o tutores.
Douglas Varela Rodríguez
Educador Social y Terapeuta
CAYAC: www.cayac.cat
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